La psicología infantil
se encarga del estudio del comportamiento del niño, desde su nacimiento hasta
su adolescencia. De esta forma, esta rama de la psicología se centra en el
desarrollo físico, motor, cognitivo, perceptivo, afectivo y social. Así es como
los psicólogos infantiles llevan adelante métodos para prever y resolver los
problemas en la salud mental de los niños.
La psicología infantil
atiende dos variables que pueden incidir en el desarrollo del niño: el factor
ambiental, como la influencia de sus padres o de sus amigos, y el factor
biológico, determinado por la genética.
Una de las cuestiones
fundamentales que se intenta transmitir a través de la citada psicología
infantil es también la necesidad de que los padres reaccionen y sepan cuando
acudir a la misma para poder ponerle solución al problema que tiene su hijo,
sea del tipo que sea. En este sentido, se establece que hay una serie de
parámetros que son los que le pueden indicar al padre o a la madre que ha
llegado el momento de solicitar la ayuda de especialistas.
Así, da a conocer que
hay que optar por profesionales cuando se está viviendo una importante crisis
en el seno familiar, cuando el pequeño tiene problemas en el colegio, cuando
aquel tiene problemas de relación con sus compañeros, cuando su hijo está
deprimido o cuando la personalidad y conducta de aquel ha cambiado
radicalmente.
Trastornos Infantiles
Ansiedad Infantil
Todos los niños sienten
ansiedad. Es de esperarse y es normal que todo niño se sienta ansioso en
ciertos momentos específicos de su desarrollo. Por ejemplo, entre los 8 meses y
la edad pre-escolar, los niños saludables pueden mostrar angustia (ansiedad)
intensa cuando se separan de sus padres o de otros seres queridos. Los niños
pueden tener temores de corta duración, (como el miedo a la oscuridad, las
tormentas, los animales o las personas desconocidas).
Depresión Infantil
Aunque presenta
características comunes a los trastornos depresivos del adulto, tiene sus
particularidades según la edad del niño. Puede presentarse como algo manifiesto
o como un trastorno enmascarado por otro, y es labor de un buen diagnóstico dilucidar
ello. En la depresión aparece, de forma brusca, un cambio importante en el
comportamiento del niño respecto a cómo era hasta ese momento. Se observa un
trastorno en su estado de ánimo. Si aparece de forma clara, el niño se muestra
apático, sin interés por cosas que antes le atraían, triste sin causa aparente,
sin capacidad de disfrute o de encontrar placer (o bastante disminuida),
ansioso y agitado, muy irritable, con el sueño alterado (insomnio por la noche
y, a veces, hipersomnia durante el día), muy fatigado, sin energía (sobre todo,
por la mañana), con sus hábitos alimenticios alterados (generalmente hay
pérdida del apetito, pero también se da el caso opuesto), con dificultades de
concentración (afectándose su rendimiento escolar), con pensamientos
recurrentes sobre el tema de la muerte y con elevado número de frases negativas
sobre sí mismo.
Desórdenes de la
Conducta
Constituyen un grupo
complicado de problemas emocionales y del comportamiento. En general, los niños
y adolescentes que sufren de ellos tienen mucha dificultad en seguir las reglas
y en comportarse de manera socialmente aceptable, por lo que otros niños, los
adultos y las instituciones sociales suelen considerarles "malos" o
delincuentes en lugar de enfermos mentales. Pueden manifestar algunos de los
siguientes problemas del comportamiento: Agresión hacia las personas y los animales,Destrucción de la
propiedad, Engaños, mentiras o
robo,Violación seria a las
reglas.
El Desorden de Pánico
El desorden del pánico
es un desorden común y tratable. Los niños y adolescentes que lo padecen sufren
períodos inesperados y repetidos de intenso terror, o incomodidad, acompañados
de otros síntomas tales como palpitaciones rápidas y falta de aliento. Estos
períodos se llaman "ataques de pánico", duran desde algunos minutos
hasta varias horas y se presentan sin dar aviso. Los síntomas de un ataque de
pánico incluyen:
Terror intenso (un
presentimiento de que algo terrible va a ocurrir).
Palpitaciones rápidas
del corazón o taquicardia.
Mareos o vértigos.
Falta de aliento o
sentirse sofocado.
Temblores o sacudidas.
Sensación de
irrealidad.
Miedo de morir, de
perder el control o de volverse loco
El Duelo Infantil
Cuando un miembro de la
familia muere, los niños reaccionan de manera diferente a los adultos. Los
niños de edad pre-escolar creen que la muerte es temporal y reversible, y esta
creencia está reforzada por los personajes en dibujos animados que se mueren y
reviven otra vez. Los niños de entre cinco y nueve años comienzan a pensar más
como los adultos acerca de la muerte, pero todavía no pueden imaginarse que
ellos o alguien que ellos conocen puedan morir. A la conmoción y a la confusión
que sufre el niño que ha perdido su hermanito, hermanita, papá o mamá, se añade
la falta de atención adecuada de otros familiares que lloran esa misma muerte y
que no pueden asumir adecuadamente la responsabilidad normal de cuidar al niño.
Reacción al estrés
agudo
Aquí se incluyen
trastornos que se identifican no sólo por la sintomatología y el curso sino
también por antecedentes de un acontecimiento biográfico, excepcionalmente
estresantes, capaces de producir una reacción a estrés agudo. Los trastornos
agrupados en esta categoría aparecen siempre como una consecuencia directa de
un estrés agudo grave. El acontecimiento estresante es un factor primario y
primordial, de tal manera que en su ausencia no se hubiera producido el
trastorno. Han de ser considerados como la expresión de una mala adaptación a
situaciones estresantes graves en las que existe una interferencia con los
mecanismos adaptativos normales y que, por lo tanto, llevan a un deterioro del
rendimiento social.
Trastorno de control de
Esfínteres
La maduración nerviosa
es condición indispensable para que pueda lograrse dicho control. Alrededor de
los 18 meses, el niño puede anticipar la sensación de pipí y/o decir que está
mojado. Sobre los 2 años, se inicia el control: primero de día, y algo más
tarde de noche. Alrededor de los 4 años debe haberse logrado. No olvidemos que
las edades son orientativas, pues todo depende de la maduración de cada niño.
La ENURESIS es la
emisión no voluntaria de orina por el día o por la noche, a una edad en la que
se espera que haya control al respecto, es decir, más allá de los 3 a 4 años.
La Enuresis puede ser primaria (si el niño nunca ha conseguido controlar su pipí),
secundaria (si después de un período de control no consigue volver a él),
diurna (si ocurre durante el día), nocturna (si ocurre durante la noche), y
mixta (si ocurre en ambos momentos del día).
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